Primero que nada, la piel deshidratada no es lo mismo que la piel seca y algunos piensan que la deshidratada es un tipo de piel, sin embargo, este tipo de piel y sus síntomas pueden afectar a cualquiera, no solamente a la piel seca.
En realidad, la diferencia es que piel seca significa que produces menos aceite de lo que se considera normal y, por lo tanto, la piel está seca. Por otro lado, la piel deshidratada significa que tenemos dificultades para retener el agua y la humedad.
Se presenta de manera diferente en cada persona, sin embargo, generalmente tiene dos o más de los siguientes síntomas:
Parece grasa, pero estará muy seca en ciertos lugares.
Opaca
Se ve y se siente apretado y seco después de la limpieza.
Congestión frecuente, es decir poros grandes, comedones cerrados, etc.
Irritación por productos que no deberían causarlo, como cremas hidratantes y toners.
Sin elasticidad.
Esto pasa porque de alguna manera afectamos la barrera de humedad, esta barrera de la piel es la que se encarga de mantener la humedad y todo lo demás fuera. Cuando se ve afectada, nuestro cuerpo trabaja horas extras para repararlo y producir más aceite y compensar la pérdida, esto conduce a todos los síntomas anteriores.
Sorprendentemente el agresor más común para la piel deshidratada es el jabón que usamos diariamente para lavar el rostro, por esto te recomendamos que si padeces estos síntomas, cambies a uno con un PH equilibrado (5.5), así tu piel se sentirá más limpia y cómoda. Recuerda que nunca debes de sentir la piel seca o tiesa.